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5/8/11

CHILE: ESTUDIANTES EN RESISTENCIA





Mil policías para reprimir a adolescentes, un periodista de Canal 13 muy capcioso, una ciudad convertida a ratos en nube por efecto de las lacrimógenas y oficinistas que increpan a carabineros son algunas de las estampas del 4 de agosto de 2011. La decisión de la ‘autoridad’ de prohibir las marchas estudiantiles convirtió a la Alameda en una batalla campal durante todo el día y terminó siendo un tiro por la culata para el Gobierno, que de bonus track se ganó el cacerolazo más grande de las últimas décadas en reclamo por la represión ejercida por las fuerzas policiales.

Poco antes de las 10 de la mañana, los altoparlantes de la línea 1 del Metro de Santiago en dirección al oriente pedían a los pasajeros cerrar las ventanillas “por el gas lacrimógeno lanzado por los disturbios que hay en la ciudad”. El picor de nariz y una tos expandida en muchos rostros vistos al bajar en el andén anunciaban una nueva jornada de movilización.

En algunas estaciones de Metro, incluso, no se dejaba entrar a los estudiantes o a quien pareciera serlo. La salida de la estación Baquedano estaba cerrada y cualquiera con pinta de adolescente era abordado por el pelotón de carabineros dispuesto en Plaza Italia. Su misión: Evitar que no se efectuara la protesta convocada por los secundarios en rechazo al modelo de educación que prevalece en el Gobierno de Piñera.

La explanada de Plaza Italia era un desierto a eso de las 10 y media. El primer centenar de estudiantes que intentó congregarse fue dispersado por el triple de carabineros. Pero las oleadas de secundarios llegaban y llegaban. Carabineros de Chile con lumas, carros lanza aguas y lacrimógenas los dispersaban. El gris matinal de un Santiago de invierno se cubrió con el verde de más de mil policías cuyo objetivo era impedir que los manifestantes marcharan por la Alameda.



La noche anterior el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, se paseó por los canales de televisión anunciando las penas del infierno para quien osara desobedecerlos. Al igual como pasó con las primeras protestas contra Hidroaysén, la estrategia diseñada por la Moneda fue que no hubiese imagen alguna de la Alameda ocupada por las protestas festivas de los estudiantes.

A eso de las 11 de la mañana los periodistas se concentraban junto al monumento a Balmaceda. Desde allí hacían sus despachos preocupados de hacer zoom a un estudiante lanzando alguna pedrada desde el Parque de la Aviación, hacia donde habían sido dispersados por la policía o alguna barricada que obstaculizara el tránsito por la Alameda. Claro que a esa hora el desierto en que se había convertido la principal arteria capitalina estaba copado por carabineros, sus guanacos y zorrillos iban y venían sin respetar el sentido del tránsito e impidiendo cualquier flujo vehicular. FUENTE: proyecto aji

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